Que sigue: ¿ley anti-respirar?

La incongruencia del gobierno de esta ciudad es tal, que las reformas emitidas y solo de las que nos enteramos, causan por un largo periodo risa y solo después, enojo en quienes las sufren: los ciudadanos.

Es incongruente la naturaleza de cada una de estas leyes. Para que siquiera una tenga razón de ser, sería necesario formatear el sistema político mexicano, es decir, despedir a todos nuestros “adorados” políticos y contratar a gente pensante y comprometida no solo con el absurdo sueldo que percibe la clase gobernante, sino con el medio al que se supone representan: el Estado mexicano.

La ley antitabaco es como todas; una respuesta inmediata, sin sustento, ridícula; que satisface el poco tiempo que dedican los gobernantes a la elaboración de algo que ellos no conocen: política.

 Esta ley deja con las manos atadas a muchos pequeño-empresarios que como usted o yo, sufren día a día para tener con que vivir. Desde la cafetería más insípida, pasando por los bares, antros o lugares de recreación, hasta las grandes cadenas de cualquier servicio que incluya el consumo de tabaco, van a encontrar en esta ley un pretexto que -alejándose del sentido figurado- realmente los va a asfixiar en este mar de impuestos, secuestros, impuestos –la repetición es totalmente adrede-, bajos salarios, altos precios, etcétera.

La ley antitabaco puede que responda a un movimiento internacional de salud, a lo que no responde, es a la realidad de una ciudad que esta congestionada por la contaminación excesiva de un incremento desmesurado de coches, a las industrias que rodean a la ciudad. Lo único que logran con esto, es complicar aun más la vida de sus ciudadanos; enfadarlos y crear en ellos un odio por una ciudad que solamente es víctima de quienes legislan en su nombre.

No es posible que sigan actuando de una manera tan impune e irresponsable, porque no mejor prohibir que respiremos con el argumento de que solo así podremos no enfermarnos. Crean que no tardan en aprobar esta ley porque como es de esperarse del intelecto promedio de nuestros gobernantes, ignoran que si un humano impide la respiración; muere. Prepárense, muy pronto será un delito el que los pulmones se muevan.