El calor de la primavera en la ciudad de México, provocó sed de arte en curadores de museos del Centro Histórico –uno de los lugares más calurosos de la ciudad-.
En el museo Franz Mayer, se encuentra la exposición temporal de una artista de la moda y el textil, Marimekko. La marca le encargó una colección de telas, prendas y accesorios a la curadora en jefe de la exposición, la finlandesa Marianne Aav quien se encontró en México en finales de enero y principios de febrero para realizar su trabajo.
La muestra, cuando entras, es como una Parisina –la tienda de telas por tradición- surrealista; cuelgan grandes metros de tela con estampados variados muy originales. Maniquíes visten prendas nacidas en la década de los setentas, de un material único y repetido en todas ellas: lana plisada.
El logo de la exposición son flores tipo amapolas, nada novedoso en su dibujo y colores; estas mismas están plasmadas en un muestrario de tela y en vasijas. De la colección, una triada de vestidos claroscuros son muy llamativos por la sobriedad de los cortes y la textura de la lana con que están confeccionados.
La continuación de la exposición de Marimekko es una repetición de materiales y estampados, colinda con una selección de objetos convocados a realizar a universidades como: Iberoamericana –de donde surgieron los famosos Pineda-Covalín y cuyo fuerte económico no es la venta de sus prendas sino de las artesanías que distribuyen internacionalmente-, Anáhuac, UNITEC y la escuela de diseño del INBA.
¿RECOMENDABLE? Sí, pero has caso omiso al cinturón de miseria y podredumbre que rodea al museo, y apúrate, porque está por cerrar en mayo.
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