Cuando hablé con Felipe (no Calderón), el me decía: "es muy difícil entrar a Chilango, las personas que entran por prácticas profesionales nunca se quedan." Esta era la respuesta cuando con carita de "amante de chilango" le pedía cavida dentro del medio. Luego continuaba: "el chico que hizo el reportaje de Marvin y Quetzal -dos diseñadores de moda- hablando del suicidio de Quetzal -un gay oda a lo estrafalario-, interesó tanto su trabajo, que Televisa lo envió de corresponsal a Londres" y esto fue el booommm que estaba esperando pues quienes lo ignoren, Londres es mi leit motiv de vida. En fin, después y durante esta plática jamás intuí que el era un dado a la escritura y menos que en este 2009 daría a luz un libro carísimo (250 pesos) editado por una casa maravillosa (random house, cuya historia es digna de una peli). Felipe lleva una vida casi sedentaria, toca la guitarra con desenfado, odia hacer lo que la revista Chilango te invita hacer (visitar lugares elitistas y creer en una subcultura que debe alimentarse con helados Roxy y vivir en departamentos amueblados con artilujos sencillos y odiosamente caros). En fin, ese es Felipe Soto, un tío de los de "one of a kind". Compren su libro y luego me lo pasan, por lo pronto, olviden trabajar en Chilango o en cualquier modalidad de revista de grupo Expansión (quien en su interior tiene un café punta del cielo... so cool¡).
